dilluns, 20 de febrer del 2017

Feminazis y nazionalistas


Hay un rasgo que compartimos feministas e independentistas. La letra Z. De nazi.

Unos y otros somos llamados, y no pocas veces, de esta forma: feminazis. O nazionalistas. Así, como si de nuestra ideología se desprendiera una voluntad de exterminar e invadir.

¿Sobre qué percepción se construye este ánimo de injuria? ¿Tiene alguna base? Sí y no, podríamos responder.

Cuando alguien se refiere a otro con un término que exagera su ideología, llevando a ésta a extremos injuriosos, es porque en la mente de la persona que emplea este insulto hay una idea que sobre-representa a un grupo social determinado. Esta sobre-representación viene provocada por los extremos más notorios de un grupo social y es una distorsión cognitiva llamada sobregeneralización. Me explico. Dentro del movimiento independentista puede haber personas que enfocan el conflicto de distintas maneras: habrá quien parta de un deseo de anular al otro, habrá quien sea más diplomático, habrá quien se mueva entre un extremo y otro, etc. Pero en nuestras cabezas esta heterogeneidad no queda recogida en todo su conjunto. Nuestro cerebro procesa con mayor atención aquellas personas que nos llaman, que nos destacan, que nos sobrecogen o asustan. Es por ello que los discursos de odio hacia otras personas sobre-representan aquellas ideologías que no necesariamente implican odio hacia ningún otro colectivo. De este modo, los independentistas son catalogados como nazionalistas, “porque odian a los españoles y se creen mejores”. Puede que haya quien piense así, pero no es la representación más “exacta” del independentismo.

Sucede exactamente el mismo fenómeno con el feminismo. Es de sobras conocido el término feminazi. Pero, ¿a quién se le atribuye este término? A aquellas personas que (bajo nuestra percepción) desprenden odio.

No podemos determinar las percepciones de los demás, porque hay muchas variables personales sobre las cuales no podemos incidir, pero sí que podemos trabajar en sentido contrario para remarcar una ideología respetuosa y abierta al diálogo. Desde el independentismo y feminismo hay que dejar atrás discursos de odio, sesgados y ambiguos. Y penalizar a aquellos que, en representación de nuestra ideología, atacan a los que simplemente no comprenden nuestras necesidades.

diumenge, 19 de febrer del 2017

Horóscopo interactivo (19/2)



Volvemos con una nueva remesa de predicciones astrológicas sobre tu futuro incierto. A veces más, a veces menos, pero jamás acertamos.

Aries: Te levantarás con buen pie. En la ducha, te resbalarás y te romperás la pierna. El próximo día levántate con DOS buenos pies.

Tauro: El ambiente en el trabajo mejorará. Se tendrán en cuenta tus opiniones y saldrá adelante ese proyecto que busca tirar abajo el orfanato para poder ampliar las oficinas de tu empresa.

Géminis: Vigila la espalda. Un dolor intenso aparecerá durante la mañana y te mantendrá fastidiado todo el día.

Cáncer: Apuñalarás a alguien sólo para saber qué siente un asesino. Luego huirás volviendo la vista para atrás de vez en cuando.

Leo: Un extraterrestre muy enfadado llamará a tu ventana durante la noche. Te reclamará no sé qué honorarios por un examen médico que te realizaron la semana pasada.

Virgo: El proyecto de tu empresa por fin verá la luz. Irónicamente, los niños del orfanato dejarán de verla. Reirás malvadamente de 15 a 19 de la tarde.

Libra: Desde tu centro de salud mental verás a una forma humanoide sin identificar golpear repetidamente la ventana del edificio de enfrente. Tratarás de explicar el suceso a tus médicos, pero te responderán con una nueva inyección de morfina.

Escorpio: Hallarás un pasadizo subterráneo a una gruta llena de tesoros piratas en la sección 4ª de Humanidades de la biblioteca. Por el camino a tientas y a oscuras, accidentalmente, estropearás los mecanismos del ascensor.

Sagitario: Te quedarás encerrado en el ascensor del parking. Tratarás de escapar por la rendija, pero verás que al no ser una rata te resultará algo complicado.

Capricornio: Llegarás tarde a una operación de tibia y peroné porque alguien habrá bloqueado el ascensor. Perderás al paciente. También te encontrarás una moneda de cinco céntimos. Gran día, en resumen.

Acuario: Un día más, como Presidente del Gobierno que eres, te quedarás en casita, con mantita, palomitas y Netflix. El paro, mientras tanto, ascenderá brutalmente.

Piscis: Soltarás chorradas esotéricas en un desconocido diario local, otra vez. Seguirán sin pagarte por ello.

dilluns, 13 de febrer del 2017

Historia de España y el catalán



Antes que nada, existía España. Y con ella, los españoles.

Los españoles se comunicaban entre sí con el castellano, también llamado español, la lengua propia de España.

Luego surgieron los catalanes. Como bolets (setas). Dentro de España. Como algo ajeno pero propio. Los catalanes hablaban también, entre ellos. En español.

Pero un día cambiaron de idioma. Así, espontáneamente. Empezaron a decir cosas tales como “barretina”, “soca-rel”, o “bassa d’oli”. Y nadie los entendía. Sonaban parecido, pero diferente. Eran españoles raros.

Y así inventaron el catalán. Como para fastidiar. Para comunicarse entre ellos y que nadie más los entendiera. Para trasladarse secretitos, chismorreos y vete tú a saber qué.

Y encima, luego, se lo creyeron tanto que lo impusieron como necesario para trabajar con ellos. Es decir (imaginad tal locura), si querías trabajar entre ellos, tenías que conocer el idioma en el que hablaban. ¡DE LOCOS! Pero si ya tenían el español. ¿No les hubiera resultado más sencillo hablar el idioma que ya todos empleaban? Si es que se nota, lo hacen para fastidiar. Porque son los nuevos, quieren ser diferentes. Y se inventaron un idioma sólo para eso. Ahora son solamente catalanes, de soca-rel, con barretina, y hacen como si todo fuera una bassa d’oli.

Pues no.